Pero lo que realmente ha sido el gran problema de Madrid es la cantidad ingente de obras que se producen. Son tantas y desde hace tanto que suponen una rareza endémica propia de esta ciudad casi en exclusiva.
Desde mediados del años 2004 esta vorágine de cemento y construcción ha deparado la "Madre de todas las obras". Se trata de la remodelación de todo el área que rodea a la carretera de circunvalación el centro de la ciudad, la famosa M-30, para convertirlo en la Calle 30. La idea es:
- Soterrar buena parte de la carretera en túneles subterráneos (especialmente en la parte del SO del centro), hacer nuevos by-pass entre carreteras y mejorar conexiones entre calles y carreteras de entrada y salida a Madrid. Se aliviará el tráfico de la ciudad y se pretende disminuir la contaminación.
- Mejorar los espacios urbanos alrededor de dicha carretera para hacer más espacios verdes, recuperando en especial para los ciudadanos el río Manzanares para su disfrute.
Lo que fue así (Glorieta de Pirámides y Puente de Toledo, muy cerca de donde vivo):
- El presupuesto inicial de 3.900 millones de € va a ser rebasado con creces (el Ayuntamiento ya ha reconocido un sobreprecio del 19%) y se estima que la ciudad (los ciudadanos con sus impuestos) tendrá que pagar la obra en 50 años.
- Han muerto ya 8 de los muchos obreros que trabajan jornadas de 14 horas, pues la obra no para en las 24 horas de cualquiera de los 7 días de la semana (la mayoría son inmigrantes subcontratados por las constructoras, algunos incluso detenidos nada más acabar su contrato de trabajo por no tener los papeles en regla).
- Se han talado un sinfín de árboles (algunos, como los del extinto Parque de la Arganzuela, centenarios).
- Dos años y medio de desvíos de tráfico (atascos, peligrosidad por la precariedad para los conductores).
- Contaminación por un tuvo, con expediente por parte de la UE por contaminación incluido.
- En el primer día de lluvia se inundaron algunos túneles.
- Hay un nuevo mote para el alcalde ("El Faraón" debido a la dimensión de sus obras) y un chiste muy bueno de Danny De Vito ante tantas obras: "Madrid será una ciudad preciosa en cuanto terminen de buscar el tesoro."
Otros decimos justo lo contrario. La obra, tal y como se ha hecho:
- Atrasa a la ciudad: hoy en día las ciudades europeas modernas quieren quitar coches que entren al centro. Esta obra amplía la capacidad de entrada pues habrá más carriles. No se sabe aún nada de tasas que graven la entrada de coches. Luego se darán cuenta de que la remodelación del Eje Prado-Recoletos que reducirá los carriles para los coches no encaja con la filosofía "mete-coches" de la obra Calle 30. Al tiempo.
- Los túneles son obras de ingeniería peligrosas. Solo deben acometerse en zonas donde sea estrictamente necesario y de tráfico escaso (un accidente es mucho más peligroso que en un espacio abierto). Quien haya ya circulado por los túneles de Calle 30 habrá visto las innumerables curvas que hay, cambios de rasante y multitud de salidas y entradas.
- El precio a pagar por semejante obra faraónica es tan elevado que no vale la pena hacerlo. No todo vale la pena, para ello no hay más que calcular la tasa de retorno de una inversión. La deuda del Ayuntamiento será gigante y da pena pensar la cantidad de obras sociales que se podrían haber hecho con ese presupuesto: colegios, hospitales, ambulatorios, etc.
- Cierto que esa parte de la ciudad que está sufriendo las obras (¡¡yo!!) quedará mucho más bonita. Pero es una franja mínima entre los distritos de Arganzuela, Centro y Moncloa al Norte (dentro del anillo que forma Calle 30) y Usera, Villaverde, Puente de Vallecas, Carabanchel y Latina al Sur (fuera del anillo). ¿Vale la pena? No en mi opinión. La inversión es exagerada y los beneficiados directamente muy pocos. Además, los beneficiados serán los mismos de siempre, que son los que menos lo necesitan.
- La obra encarece el precio del suelo de esas zonas, muchas no demasiado boyantes. Si encima el resultado de Calle 30 va a hacer que los precios en Carabanchel sean más caros, la situación es ya dramática.
- Las constructoras en este país ya tienen suficiente poder y dinero como para darles tanto. Claro, que da la sensación de que el alcalde conservador del PP que quiere llegar a ser candidato a la presidencia necesitará influencias para llegar a promocionarse tanto como para optar a lo que quiere optar.
Siempre he pensado que en Madrid está lo mejor y lo peor de España. Una ciudad de extremos donde nos podemos encontrar con las mejores reacciones espontáneas de la gente y con las peores barrabasadas. Y uno de los males de la sociedad española, magnificada en Madrid, es el egoismo y la obsesión con aparentar.
No se parece mucho a la fotos de los folletos promocionales, ¿no?
Ya me estoy imaginando en mi barquito tras darme un chapuzón en la playa artificial.